BIENVENIDO al RINCON de PENSAR

Recuerdo al “Círculo Infantil”, mi primer colegio/guardería, como un lugar excepcional. Debió de haberlo sido, para que todavía hoy lo recuerde. Un montón de niños uniformados a cuadros y una maestra a la que llamábamos “tía”, nos sentábamos sobre una alfombra en un aula en la que cada esquina suponía un rincón especial.

Uno de ellos, sin ningún otro ornamento más que una diminuta silla de madera y un letrerito encima conformaba nuestro: RINCÓN DE PENSAR.

Allí me sentaron más de una vez, cuando rondaba los 4 años de edad, con el único objetivo de pararme y pensar. Supongo que esos habrán sido mis primeros encuentros con los pensamientos que más tarde me empeñé en transformar en palabras.

Son esas palabras, las del día a día, y las ahorradas durante años, las que pretendo plasmar en este, mi recién adquirido RINCÓN.

¡Seas muy bienvenido!

¡ACÉRCATE, que cabemos todos!


domingo, 13 de septiembre de 2009

Auto-choque cultural: II


Me aterra.
Me aterra volver a habitar entre mares y descubrirme necesitando cosas cuya sola existencia me era ajena hace menos de once días. Vehículos de marcas que apenas pronuncio, teléfonos que más que eso, son artilugios con bonos de autoestima instalados a plazos (a juzgar por la cantidad de sus propietarios).

Me sobrecoge el horror al descubrir que el elegir restaurante, asistir a un cumpleaños de niño, o dar una vuelta por la ciudad se determine según tu jerarquía. Me horroriza porque ya olvidé cuál es la mía o si ni siquiera quepo en alguno de sus empinados peldaños.

Pero más que todo y a pesar de nada, me aterra, porque aún con lo nauseabundo de conversar de lo que no me importa, entre aromas de perfumes que solo olí en revistas y ropas con marcas irrisorias en cualquiera sea el cuerpo capaz de llevarlas sin sentirse culpable.... sospecho que éste volverá a ser mi entorno y, para mi propia consternación, sé que no soy inmune a sus efectos potenciales.

Auto-choque cultural -I



Dicen que lo gris es materia prima para la llamada melancolía inglesa o siendo más generosos, norteña en sus diversas formas. Me pregunto cuál es el equivalente de los del sur, o los del medio, como nosotros, en donde el sol tiene residencia permanente.


Ojalá pudiera afirmar que es su opuesto, que nuestra materia prima, de color oro, generara alguna clase de alegría que rayara en sanguínea, latente en las calles y la gente y los establecimientos y los vecindarios. Ojalá pudiera afirmarlo.


Sin embargo, ésto de ser honesta, me quita rotundamente la licencia para afirmar tales cosas.

los que se arrinconan...