Que si el tiempo es garantía de confianza, o quizá las amistades profundas y probadas, podrá ser... lo que si es seguro es que si tu apellido es Liz y tus ojos se empequeñecen cuando enfureces, la confianza es arrastrada por la sangre.
Tirada por ella, me pasé poco menos de una semana en casa de "los primos" con quienes ahora comparto país. Unos días un tanto inauditos, que aseguro, sin lugar a equivocarme, me supondrán largas y cuantiosas reminiscencias.
¿Qué es lo que no se habla durante toda una noche en vela?!
Victor, - gracias sean dadas- me dió mi muy necesitada dosis de realidad...y estando, como tal, con los pies bien puestos en tierra, el pequeño Alexis se encargó de hacerme aún más dulces los recuerdos del Montessori y nuestros días de conciertos..en donde un cepillo de cabeza constituía el mejor de los micrófonos y tener a abuelita como único público nos era más que suficiente.
Y es que lo que a mi me sobra de enciclopedias, me lo lleva Victor de experiencia, y lo que tengo de impaciencia, me lo lleva-por mucho- Alexis, tanto en parsimonia como en determinación.
Hasta la próxima, en la plaza.
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