
jueves, 29 de octubre de 2009
él
Tiene nombre de ciudad y arquea la ceja izquierda cuando sonríe. Nadie me enteró de su llegada, pero me atreví a intuirme parte de su salida, que presentí "nuestra".
Al azar, caprichoso, no atribuyo ni siquiera el primer encuentro que entre el sofá y las escaleras y un "mucho gusto" de boca y un "al fin llegaste" en el pensamiento se sucedieron rápido en sombra de terraza ajena.
Me confieso crédula de causalidad por parte del Soberano...y aún así.. y así aún, fue sin querer. O tal vez queriéndolo tanto que cuando llegó, la duda no encontró el menor de los huecos para asomar cabeza.
Así que sin precisar cuarentena que me evitaran males de los que me aterran, lo supe. Y sonreí sin miedo y arqueé mi ceja izquierda, y antes de despertar sin haberme siquiera dormido, tenía en mi mano, en mi dedo, el testigo de nuestro pacto.
El que cada día me anuncia que en el "Azar" con mayúscula me fue concedido, quien en un futuro -que muy pronto se me hace presente- será mi esposo, Santiago Martínez Zárate, por quien mereció la pena cada segundo de espera y quien hace del mundo (al menos del mío) un lugar más digno de ser vivido.
(Vídeo por: Santiago Martínez Zárate)
Gracias, Cariño, por invertir tu tiempo en editar nuestra historia.
Efesios 3:20

Etiquetas:
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