Recuerdo al “Círculo Infantil”, mi primer colegio/guardería, como un lugar excepcional. Debió de haberlo sido, para que todavía hoy lo recuerde. Un montón de niños uniformados a cuadros y una maestra a la que llamábamos “tía”, nos sentábamos sobre una alfombra en un aula en la que cada esquina suponía un rincón especial.
Uno de ellos, sin ningún otro ornamento más que una diminuta silla de madera y un letrerito encima conformaba nuestro: RINCÓN DE PENSAR.
Allí me sentaron más de una vez, cuando rondaba los 4 años de edad, con el único objetivo de pararme y pensar. Supongo que esos habrán sido mis primeros encuentros con los pensamientos que más tarde me empeñé en transformar en palabras.
Son esas palabras, las del día a día, y las ahorradas durante años, las que pretendo plasmar en este, mi recién adquirido RINCÓN.
¡Seas muy bienvenido!
¡ACÉRCATE, que cabemos todos!
Y antes que él ya lo dijeron otros, entre ellos, los griegos. Y ahora lo digo yo: ¿Qué tal revisar el modelo de Jesús, el original, el modelo por excelencia? Ése que nos sigue inspirando para seguir adelante con la tarea de invitar a otros a Su gran banquete. Nos hace ser valientes a pesar de nuestra humanidad. Y nos entiende porque "el Verbo se hizo hombre..."
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