miércoles, 6 de mayo de 2009
en flor
Como todas las demás mañanas, hoy, el abrir los ojos me llevó de instinto hacia la ventana de la habitación que ahora llamo mía. Seguía ahí. Medio marchito y amarillento, mi bonsai- siguiendo la lógica de los de su especie- no se había movido un ápice...y, contrario a toda lógica y sentido de los de su especie (y de los de la mía), contaba hoy con una minúscula y morada flor.
No necesité agua helada en la cara y orejas, ni mi tazón de café, para que todos mis sentidos estuvieran despiertos y en alerta completa. Me quedé ahí, mitad pasmada y sin poder decir palabra.
Entonces recordé la noche anterior. Entonces recordé qué día era hoy.
La noche anterior, con sus vaivenes de recibir bajo mi techo a esa amiga cuyos días, tal vez horas, están contados para quedar huérfana de madre.
Y hoy, día 6, en donde y cuando cumplo dos meses de haberle dicho el "sí".
Tantas emociones me hicieron sentar y pensar y coger un lápiz y cerrar los ojos. Lo último, en una conversación que se ha extendido todo éste día con el Creador omnisciente, único capaz de hacer brotar una flor cuando el sentido común anuncia a gritos que todo está ya marchito. Y lo segundo, para dar vueltas y abrazar la evidencia de lo que en términos colectivos traducimos como esperanza.
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