BIENVENIDO al RINCON de PENSAR

Recuerdo al “Círculo Infantil”, mi primer colegio/guardería, como un lugar excepcional. Debió de haberlo sido, para que todavía hoy lo recuerde. Un montón de niños uniformados a cuadros y una maestra a la que llamábamos “tía”, nos sentábamos sobre una alfombra en un aula en la que cada esquina suponía un rincón especial.

Uno de ellos, sin ningún otro ornamento más que una diminuta silla de madera y un letrerito encima conformaba nuestro: RINCÓN DE PENSAR.

Allí me sentaron más de una vez, cuando rondaba los 4 años de edad, con el único objetivo de pararme y pensar. Supongo que esos habrán sido mis primeros encuentros con los pensamientos que más tarde me empeñé en transformar en palabras.

Son esas palabras, las del día a día, y las ahorradas durante años, las que pretendo plasmar en este, mi recién adquirido RINCÓN.

¡Seas muy bienvenido!

¡ACÉRCATE, que cabemos todos!


martes, 6 de noviembre de 2007

Bajo escrutinio




Entré en el tercer vagón del tren arrastrando los pies, con las manos repletas, y prometiéndome entre dientes que el próximo día de gimnasio haría algo de pesas para fortalecerme los brazos (¡No era mínimamente normal que maletas tan diminutas casi me los echaran a perder!).Luego de ubicarlas como pude, me dejé caer en el asiento y antes de que osara arrancar el tren, me quedé dormida.



¡Memorable viaje a Cataluña! De seguro soñé... ó al menos tuve tiempo para ello, pues las manecillas del reloj habían dado suficientes vueltas cuando abrí los ojos y le ví.

¿He dicho "ví"? Más bien me vió. Un encuentro fugaz y un tanto violento con una mirada que percibí había estado posada largo rato intentando descifrar mis sueños, me trajo al pensamiento una paradoja:

En un mundo sin lugar a dudas individualista, somos en el fondo más observados de lo que solemos imaginar. Observados, eso sí, casi siempre frente a quienes estamos menos apercibidos y en los momentos más insospechados.

Razón suficiente para afirmar que en asuntos de vida, los disfraces, donde quiera que los lleves, están siempre fuera de lugar; como dice mi amiga gallega "lo que ves... es lo que hay".

"Que lo que haya te agrade... y lo que se vea sea para gloria tuya" fue mi primera petición a Dios, mientras, desde la ventana, me veía llegar de vuelta a la Salamanca de mis amores.


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los que se arrinconan...