BIENVENIDO al RINCON de PENSAR

Recuerdo al “Círculo Infantil”, mi primer colegio/guardería, como un lugar excepcional. Debió de haberlo sido, para que todavía hoy lo recuerde. Un montón de niños uniformados a cuadros y una maestra a la que llamábamos “tía”, nos sentábamos sobre una alfombra en un aula en la que cada esquina suponía un rincón especial.

Uno de ellos, sin ningún otro ornamento más que una diminuta silla de madera y un letrerito encima conformaba nuestro: RINCÓN DE PENSAR.

Allí me sentaron más de una vez, cuando rondaba los 4 años de edad, con el único objetivo de pararme y pensar. Supongo que esos habrán sido mis primeros encuentros con los pensamientos que más tarde me empeñé en transformar en palabras.

Son esas palabras, las del día a día, y las ahorradas durante años, las que pretendo plasmar en este, mi recién adquirido RINCÓN.

¡Seas muy bienvenido!

¡ACÉRCATE, que cabemos todos!


jueves, 29 de noviembre de 2007

ORLANDO



Recientemente estuvo de cumpleaños mi hermano Orlando.  Pensando en él, recordé algo que nos pasó en uno de nuestros inolvidables veranos... un verdadero acto de amor...o al menos eso me sigue pareciendo a mi .... que si lo es o no, que lo juzgue cada quién. 

Esta fue su tarjeta de cumple:


Hola hermano!

No será el recuerdo más dulce (ó talvez  sí….) pero pensando en ti, hoy que es tu día, vino a mi mente una “gran experiencia” que vivimos juntos, hará ya más de una década… A ver si logras revivirla: 

Estamos en San Francisco de Macorís, en el solar de tío Marino. Hace un calor infernal. Tú y yo, aburridos, esperamos a que llegue el encargado para montarnos en Nuria, la yegua menos mala.

Hablamos. Seguimos hablando. De repente, y por alguna razón que los años, que no perdonan, me han obligado a olvidar, comenzamos a  discutir. La cosa se acalora. Nos paramos y, de la nada, me propinas tremendo puñetazo (¡que si, que fuiste tú que comenzaste!!!)…. El resto, si no logras encontrarlo en algún rincón de tus memorias, ya podrás imaginarlo a la perfección.


Lo que no se si evocarás es la segunda parte, que esconde el recuerdo que te tengo de regalo de cumpleaños. Aquí te va:


Todavía transpirando rabia, con los puños aún cerrados y la cara como un tomate, se me ocurrió “detenerme” a mirarte… fue entonces cuando comenzó el MAYOR ACTO DE AMOR que hayas recibido en tu vida:

 “Ahhhh!!! Manito -grité, como quien recién se entera- perdóname….déjame curarte, déjame curarte- repetía mientras me temblaba la barbilla”.


 Salgo corriendo en busca de la primera pomada disponible, en este caso, un spray de herida de caballo, que al echarlo desprendía un líquido morado oscuro del que te empapé todas y cada una de la heridas que, sin querer queriendo, yo misma te había asentado.


¡A eso llamo yo amor de hermana, entregado y sin reparos! Todavía puedo ver tus ojazos mirándome, en un cierto estado de trance, y  sin decir ni pío, mientras yo, resuelta y arrepentida, te rociaba spray sanador por todo el cuerpo.


¿AMOR o no? ¡Y es que tú eres mi Orlando y que no se diga más! ¡No importa los años que nos pasen eres y seguirás siendo mi pequeño Orlandito, el “lobo farol”!

Te quiero un montón y te deseo más de lo mejor.

Siempre,

Laura

 

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