BIENVENIDO al RINCON de PENSAR

Recuerdo al “Círculo Infantil”, mi primer colegio/guardería, como un lugar excepcional. Debió de haberlo sido, para que todavía hoy lo recuerde. Un montón de niños uniformados a cuadros y una maestra a la que llamábamos “tía”, nos sentábamos sobre una alfombra en un aula en la que cada esquina suponía un rincón especial.

Uno de ellos, sin ningún otro ornamento más que una diminuta silla de madera y un letrerito encima conformaba nuestro: RINCÓN DE PENSAR.

Allí me sentaron más de una vez, cuando rondaba los 4 años de edad, con el único objetivo de pararme y pensar. Supongo que esos habrán sido mis primeros encuentros con los pensamientos que más tarde me empeñé en transformar en palabras.

Son esas palabras, las del día a día, y las ahorradas durante años, las que pretendo plasmar en este, mi recién adquirido RINCÓN.

¡Seas muy bienvenido!

¡ACÉRCATE, que cabemos todos!


sábado, 8 de mayo de 2010

Verdad I: mi vecina Manola

Por alguna razón que todavía no figuro, mi vecina Manola creyó que me había trasladado de casa. Alguien le preguntó acerca de mi paradero y ella, con total seguridad, respondió que yo ya no estaba. Llegó a mis oídos y antes de tocarle la puerta o pedir explicaciones de porque mintió acerca de mi, me paré y reflexioné:

¿Había mentido mi vecina? Ella realmente creía que yo no estaba...así que, francamente, no podría decir que pronunció mentira.  Su creencia acerca de mi ausencia era sincera, aunque lo que dijo no correspondía a la verdad, dado que yo no me había mudado, como ella sinceramente afirmaba y realmente creía. 

Este accidente simple me llevó a una verdad acerca de la verdad. No importa que tan sinceramente se crea algo, el sólo hecho de creerlo no lo hace cierto en sí mismo. ¡La verdad  tiene vida propia, existe, independiente de mi conocimiento acerca de ella!


 De mi vecina Manola paso a Colón, quien (con todo el respeto que merece un difunto) considero el despistado más famoso de la historia de la humanidad. El sinceramente creía que había llegado a las Indias (si no, no se hubiese jugado la vida tomando ese camino) y sin embargo, su creencia sincera no hizo que el lugar al que había llegado hubiese sido efectivamente las Indias. Así que, su creencia era sincera...sinceramente equivocada.

Estoy siendo políticamente incorrecta, lo sé. Hablar de verdad es arriesgado, al menos en el ambiente en el que estoy sumergida. Pero no es mi culpa, sino la de Manola, la vecina .Fue ella quien me provocó a concluir que tener creencias contrarias es posible pero que verdades contrarias no tiene sentido alguno ya que la verdad es por lo visto excluyente. O me mudé o no me mudé, (independientemente de lo que mi vecina piense o crea), pero ambas cosas no son posibles.

   
¡Menos mal que los efectos de que yo viva aquí o allí no suponen gran cosa para nadie!

Habrá que ver cuando el mismo principio se aplica a otras verdades.






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Pilato preguntó: ¿Qué es la verdad? ....y salió sin escuchar respuesta.            (de: Juan 18:38-39)

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