Hará ya más de 10 años. Íbamos camino a no sé donde, mi padre al frente y mis hermanas y uno de mis hermanos, detrás, sentados en el Peugeot marrón.
Papi se da vuelta y dice: "quiero que todOs...." Hace un silencio breve y comenta, de pasada, "es un tanto injusto, que tenga que llamarles todOs, cuando de los cuatro solamente hay un hombre, ¿no?".
Sigue hablando, pero ya yo he perdido el hilo. Ese minúsculo comentario (del que apostaría ni él mismo recuerda) me acompañaría siempre. Y no, NO soy feminista. Ni siquiera una pizca.
Sin embargo, no puedo ocultar que ese pensamiento acerca de sus hijas, me hizo poner las cosas "en su lugar" y me proveyó ese ´orgullo sano´ de ser mujer.
Así que hoy, leyendo sus "pulsaciones"*, volví a recordar ese episodio y no puedo más que evocar recuerdos, reorganizar las cosas en su lugar, y volver, otra vez, a echar mano de ese "orgullo" que, sin saberlo, me regaló mi Papá.
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*La publicación a la que hago alusión está aquí:
http://www.elnacional.com.do/article.aspx?id=37707
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